Opinión

¿Giannunzio es imprescindible?


Lo único imprescindible es la vida


La discusión hoy está dada, así como ayer con Vivaldo, en si Giannunzio es o no imprescindible. Analicemos el tema.


Nadie en su sano juicio puede dudar que vivimos tiempos históricos en el Club. Cualquiera que tenga la posibilidad de caminar un entrenamiento del Gasolero nota que esa sensación especial, la sensación de estar escribiendo historia se vive entre los jugadores del Cele.
En ese marco hay un jugador que resulta imprescindible; Emiliano Giannunzio. El Polaco fue el símbolo del Cele en la última temporada y demostró que es un jugador que deja el alma por la camiseta.
¿Acaso alguien puede dudar de su despliegue en toda la franja central evitando el naufragio de un equipo que no tenía un norte claro ni un equilibrio cierto?
Lo real es que el Pola se convirtió en un símbolo en medio del naufragio de un equipo que debió jugar contra un bajo presupuesto y la falta de refuerzos.
Sin embargo, en este presente en que Temperley va por la gloria pareciera que su figura tal vez no sea tan imprescindible.
Si el DT decide jugar con un volante central y un mediocampo clásico la figura de Francés puede ocupar su espacio sin mayores sobresaltos; pero asimismo, con el mercado de pases abierto, no queda desechada la posibilidad de que un segundo volante central de jerarquía llegue al Gasolero.
Off que constan en nuestro medio nos impiden mencionar nombres, menciones que serían contraproducentes para la institución (y que nuestra formación profesional nos impide mencionar, pese a la tentación que daría a cualquier periodista sensacionalista o primiciero la data) nos permiten afirmar que si el Polaco no firma para el Cele su lugar sería cubierto por un jugador de idéntica o mayor trayectoria y por un valor que el club pueda pagar sin poner en juego su patrimonio.
Así las cosas, estamos ante un punto de inflexión en la historia celeste de la temporada que comienza. Quienes manejan su carrera (jugadores y representantes) en busca de la gloria están dispuestos a participar de la decisión (varios de los flamantes contratados lo han demostrado) de un grande (¡Ahora si!) como Temperley de buscar su lugar en la historia.
Quienes deseen asegurar su puchero seguramente buscarán otros horizontes, aunque mañana lamenten no haber tenido la inteligencia de resignar algún dinero para recuperarlo a futuro.